11/12/09

Otras interrupciones



Si la palabra “aborto” molesta por agresiva, la cambiamos por “interrupción libre del embarazo”, enfatizando, claro, lo de “libre”. ¿No es acaso una evidencia más de que, ley a ley, nos vamos liberando de compromisos morales y éticos propios de tiempos pasados?

Sí, interrupción libre del embarazo; vale. Pero, ¿qué se está interrumpiendo libremente? Pues, entre millones de otras cosas, se está interrumpiendo una vida humana; se está interrumpiendo que, un día, esa persona se comiera un paquete de pipas sentado al lado de su mejor amigo, o que comprara una rosa para esa chica que conoció la otra tarde. Se está abortando –esa palabra que duele- que esa persona contemple un paisaje estremecedor, escuche una música envolvente o cante, baile, salte, grite; se conmueva de amor y por amor. También se interrumpe su posibilidad de llorar, ¡esa experiencia tan humana y divina! Eso sí, quede claro, todas esas posibilidades se interrumpen porque quienes pusieron en marcha el proceso natural para que pudieran ocurrir lo han decidido en el ejercicio de su soberanía. ¿Cuán libre es quien, las más de las veces, actúa bajo los impulsos del alcohol o las drogas?

Y, digo, ¿qué tal otras interrupciones voluntarias? ¿Por qué no interrumpir esa enseñanza malsana de ciertos educadores de que la genitalidad es lo mismo que la sexualidad, de que el placer por el placer es saludable, y ocultarles que es sólo una caricatura del placer por amor? ¿Por qué no interrumpir tanto erotismo y pornografía en los medios que los niños y los adolescentes ven todos los días en todas partes? ¿Por qué no interrumpir tanta publicidad sucia y denigrante en la prensa, y tanta guasa en los medios porque famosos y famosetes se separan, como si se tratara de un triunfo del amor? En fin, ¿por qué no interrumpir todas aquellas cosas que están llevando al aborto?

Lo veo difícil, porque me parece que, voluntariamente, nadie de los que podrían hacerlo lo hará. Significaría, para ellos, abortar pingües beneficios; sucios, pero cuantiosos. Los filiembusteros de turno seguirán asaltando conciencias al grito de “¡Al abortaje!”, sin que les importe un bledo que un día aquella muchacha que debió nacer besara a su amado o aquel que debió nacer estrenara sus primeros pantalones.

¡Menudo “botín” se llevan esos malvados a su negra Isla de la Tortuga!

    2 comentarios:

    Jose Antonio dijo...

    Querido abuelo:
    Me acordaba (leyendo tu artículo)de ese anuncio de una compañía de seguros que decía: ¿Quién no ha hecho un "sin pa". Es decir, un marcharse sin pagar.
    Pues algo así nos "ofrece" la sociedad actual incluyendo sus gobernantes.
    Hagamos las cosas que nos gustan, que nos dan placer..."sin pa".
    Dándoles a nuestros hijos cosas sin que aprecien su valor (porque no las pagan,claro)y dándoles todo tipo de derechos sin aclararles sus obligaciones...es otra manera de hacer un "sin pa".
    Gracias por tu batallita abuelo. Permíteme que la publique en un próximo diario.
    Y ya tengo yo otro tema con el "sin pa"...jajaja.

    Un abrazo y ánimo, que como decía el bueno de mi abuelo:
    La salud...es una lucha constante contra la enfermedad.

    Dios te bendiga hermano.

    el abuelo dijo...

    Buenos días, Jose

    A veces no tengo claro si uno lucha contra la enfermedad o la enfermedad lucha contra uno. De cualquier modo, hay lucha. Y eso es bueno, me parece. Sólo los vivos pueden luchar.

    Muy bueno lo de "sin pa". Gracias por publicar este escrito en tu reconocidísimo blog.

    Un abrazo.