19/2/09

De cacería


Se ha levantado la veda. Los cazadores están de enhorabuena. Podrán presentar sus trofeos a los amigos: no a los amigos de los animales, claro. Eso sí, cazar es muy caro. ¿un millón de euros por venado, o por participar en la carnicería?

Naturalmente, me refiero a la para mí espantosa foto aparecida en la prensa en la que, para mayor gloria de los cazadores que cazan por diversión que no por hambre, aparecen personajes distinguidos de la judicatura de nuestro país. Pero, claro, cuando escribo de ir de cacería me estoy refiriendo a otros campos de la cinegética. Por ejemplo, a esa búsqueda y persecución de que vienen haciendo gala algunos de nuestros políticos –lo de nuestros es un decir- a raíz de esa foto: hay que abatir cuantas más piezas mejor del partido contrario.

Andamos en nuestra España del alma sobrados de cazadores de toda ralea. Están, por ejemplo, los supuestos periodistas que, después de horas de intenso rastreo, disparan a bocajarro sus perdigonadas a la intimidad de famosos y famosillos, para ver si cobran la pieza. Y como también se llama “cazar” a adquirir o conseguir con destreza alguna cosa difícil, ahí están quienes van consiguiendo adquirir bienes –inmuebles y de los otros- con una destreza digna de mejor causa; sobre todo porque han dejado el bosque lleno de escombros. Y no pienso dejar de lado que “cazar” es, también, captarse la voluntad de alguien con halagos o engaños. Cazadores de voluntades, manipulando indecentemente señuelos. Es el pan de todos los días. A la busca y captura de la víctima de turno, agazapados y con el trabuco a punto.

Hay una cosa más que me inquieta: ¿No seremos todos nosotros, en alguna medida, cazadores y presas al mismo tiempo? ¿Estaremos vigilando a otros para abatirles con los balines de la murmuración, para poder luego presumir ante otros expertos cazadores? De los cazadores etarras no quiero decir nada: no por cobardía, sino por asco. Más asco que esa carnicería de venados.

Aguardo el día cuando se cumpla de manera definitiva aquella profecía de Jeremías: “El mal cazará al hombre injusto para derribarle”. Amén.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre me parecieron espantosas aquellas secuencias de caza de la aristocracia a caballo, con sus feroces jaurías de perros y adrenalítica avidez de sangre y muerte. Ahora vemos cada día esas "otras" cazas, como dices, y nos sigue repugnando la altivez e inmisericordia de los que abaten las piezas con absoluto desprecio.

el abuelo dijo...

Hola, Jona.

Es estimulante comprobar que hay quienes, como tú, no han perdido la sensibilidad ante la grotesca imagen de la "nobleza cinegética" de turno.

Gracias.

Soldado Raso dijo...

A mí siempre me gustó eso de "cazador cazado".

el abuelo dijo...

Hola, teniente:

Lo justo es que aquel que tiende trampas acabe cayendo en ellas. Y ahora, para más inri, nos dicen que se caza furtivamente. En realidad, toda caza realizada por el "placer de matar" debiera serlo. Hay que ponerle coto a tanta desvergüenza.

Gracias de nuevo