4/3/09

Incompetentes


Estos días he leído un lúcido y, hasta cierto punto, demoledor libro sobre la incompetencia. Si hemos de ser honestos, tendremos que decir aquello de “El último en salir, que cierre la puerta”. En alguna que otra cosa, todos padecemos y hacemos padecer por nuestras incompetencias.

He recordado la sinceridad de Pablo cuando en una de sus cartas, escribiendo sobre su tarea como apóstol, dice: “no que seamos competentes nosotros mismos para pensar algo de nosotros mismos…”. ¡Qué bien nos iría hoy que aquellos que confunden competencia con competición tuvieran esa misma actitud! Compiten, desde su incompetencia, para… Bueno, le cedo la palabra a Peter Laurence y su principio: “En una jerarquía cada empleado tiende a ascender hasta su Nivel de Incompetencia”. Pues, eso.

Molesta, casi duele, que tantos y tantos incompetentes se hayan aupado a esferas de eso que se llama “la función pública”, donde la aptitud, la idoneidad son imprescindibles. Hay muy buena gente en todas partes, me consta, pero uno tiene la impresión de que los incompetentes van copando lugares de responsabilidades para las que no tienen –no hay más que verles y oírles- la más mínima capacidad. Supongo que les puso ahí algún otro incompetente. ¡Qué bueno sería que cada uno se dedicara a aquello que sabe hacer bien!
En demasiadas butacas de los Parlamentos y en demasiados despachos de la Administración, y en demasiadas aulas, y en demasiados centros hospitalarios, y en demasiados púlpitos de las Iglesias, y en demasiadas tertulias televisivas –etc., etc.- se apoltronan personas que ni están ahí por vocación, aunque quizá sí por ambición, ni dan la menor muestra de competencia.

El apóstol termina su honesta frase diciendo: “sino que nuestra competencia proviene de Dios”. Pues, es de recibo que hay que capacitarse continuamente para cualquier tarea que hayamos de realizar. ¿O no hace falta? Una advertencia que me hago a mí mismo: el hecho de que mi competencia venga del Cielo no implica que no haya de implicarme hasta las cejas en ser cada vez más competente.


6 comentarios:

Jose Antonio dijo...

Comparto contigo (para variar,querido hermano) tu diferencia entre competencia y competidor.
No te puedes imaginar (es una expresión) lo feliz que me hace, el pensar en Aquél que me hizo ser competente para sus designios. Aquél que me admitió como vaso útil. ¡Demasié pal tarro!
Dios nos dé sabiduría para denunciar a los incompetentes y humildad para hacer lo que debemos con humildad y agradecimiento a Aquél que es todo en todos.
Un abrazo abuelo.

el abuelo dijo...

Hola, José Antonio.

Como dijera el Bautista, "nada tiene el hombre que no le sea dado del Cielo". Y como bien dices, los dos ingredientes básicos que necesitamos son la sabiduría y la humildad. En eso estamos, querido hermano y amigo.

Un abrazo,

Pedro.

Soldado Raso dijo...

Pero... ¿forma parte de la incompetencia de un incompetente pensar que su competencia viene de Dios?

el abuelo dijo...

Teniente:

¡Vaya pregunta más complicada que me has colgado! Vamos a ver. Supongamos que:

1. Una persona se de cuenta, o se lo dicen lo que se han dado cuenta, de que es un incompetente... para realizar
determinada tarea o llevar adelante algún plan. Asume su incompetencia.

2. Ese incompetente quiere ser competente: se niega a seguir sin poder hacer lo que desea de todo corazón. No es incompetente para pensar y soñar...

3. Se entera -como sea, no importa-de que el competente Dios está siempre dispuesto a dar saiduría a quien se la pida, siempre que sea para hacer el bien y hacerlo bien.

4. Le dice a Dios que quiere ser competente para llevar adelante su plan, convencido como está de que es bueno y provechoso para él y para otros. Ya que Dios es como es, ese incompetente inicia un curso de competencia muy personal y desde muy adentro.

Y ya está. ¿Vale?

Un abrazo.

Soldado Raso dijo...

Jajajaja. ¿En qué momento se me ocurrió tal pregunta?
Gracias por la respuesta abuelo, entiendo que todo es posible para Dios... Espero que los incompetentes sepan que hay lugar para pedir competencia.
Un abrazo.

el abuelo dijo...

Querido Teniente:

Un paso más y te asciendo a capitán.

Un "militar" abrazo... de paz.