16/3/09

En el cuadrilátero de la vida


Desde que en el umbral mismo de nuestra experiencia humana adquirimos conciencia del bien y del mal como dos realidades confrontadas, somos protagonistas, batalla a batalla, de esta interminable guerra de todas las guerras. De ahí la necesidad de tomarse muy en serio la sabia recomendación de “vencer el mal con el bien”. Peleamos en este cuadrilátero de la vida, golpe a golpe; venciendo a veces y siendo vencidos otras.

Esta mañana he vuelto a encontrarme con esta afirmación, garabateada en un papelito hace no sé cuántos días: “Lo único que necesita el mal para triunfar es que las personas buenas no hagan nada”. Y hace solamente unos minutos me ha emocionado confirmar que es así, que no puede ser de otra manera; que al mal le molesta el bien. Estoy diciendo que a los malos les estorban los buenos. El profesor Neira, un hombre bueno, ha permanecido en coma durante mucho tiempo, y ha salido de él “tocado”, porque tuvo el valor de enfrentarse al malvado que estaba maltratando a una mujer, y que se revolvió contra él miserablemente. Y es que, en esta cruda pelea ente el mal y el bien pueden recibirse golpes bajos que intentan noquearnos.

La otra tarde fui testigo de cómo unas cuantas personas buenas, algunas de ellas con serios problemas físicos y emocionales, se entregaban de nuevo a mitigar el hambre de algunas familias –más de ochenta ese día-- repartiéndoles alimentos y sonrisas de empatía. Vencer el mal, lo cause quien lo cause y allá cada cual con su responsabilidad, sigue siendo el camino de las personas buenas; porque las malas no saben hacerlo.

Mientras haya entre nosotros personas que hacen el bien, los que hacen el mal –algunos de ellos deben de ser esos “hijos del Maligno” de que hablaba Jesús-- lo tienen más complicado. Y hoy he sentido la necesidad de expresar aquí mi alegría. ¡Qué hermosa pelea nos perdemos cuando nos quedamos sentados en las gradas!

Aunque este trabajo esté resultando más extenso de lo que recomiendan los blogueros más expertos, no me resisto a cerrarlo con estas palabras del Libro de los Proverbios:

Has flaqueado en el peligro, te faltó el valor;
libra a los que llevan a matar,
no abandones al que está en peligro de muerte.
Porque digas: “No me doy cuenta”,
¿no lo va a saber el que pesa los corazones?
El que vigila tu vida lo sabe y paga al hombre sus acciones.


4 comentarios:

Soldado Raso dijo...

Que los buenos no se agoten, que encuentren sus fuerzas en Dios, que su ayuda dé fruto.

Un abrazo, abuelo.

el abuelo dijo...

Amén, amén y amén.

Un abrazo, Teniente.

Jose Antonio dijo...

Como siempre...estoy de acuerdo contigo abuelo.
Cuando repasaba la carta a Santiago de la que hablabas hace pocos días. Me "enfrentaba" nuevamente con ese tremendo pasaje que se hace evidente en tu nueva "batallita":

A aquel, pues, que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado. Santg. 4.17

Un abrazo.

el abuelo dijo...

Querido Jose:

Necesitamos toda la sabiduría de lo Alto para no sólo evitar hacer lo malo, sino también para saber hacer lo bueno.

Me parece que una buena táctica es pensar bien, porque si nuestra mente-corazón está llena-o de pensamientos buenos, los malos no van a encontrar espacio donde acomodarse... para intentar luego trocarse en hechos.

Un abrazo.