Soy abuelo y, como todos los de mi generación, cuento batallitas. Ahora que me han convencido, por fin, de que debo tener un blog propio, apenas he dudado en cómo debo llamarlo: Las batallitas del abuelo.
Me gusta la frase, me parece tierna. Sé que, cuando algunos la usan, puede que lo hagan con la aviesa intención de restarle importancia a las cosas que puede contar un abuelo. Eso suele pasarles a quienes se han empeñado en que todos los abuelos, por el hecho mismo de serlo, estamos anclados en el pasado, y que por esa razón siempre ametrallamos los oídos de los demás con nuestras batallitas. Otros hablan de batallitas con mucho cariño, hasta emocionarnos a los de lágrima fácil.
Pero es que resulta que por haber vivido bastantes años –es decir, por haber podido llegar a ser abuelo-- he venido descubriendo que conceptos como pasado, presente y futuro son términos que usamos para entendernos siquiera un poco. Además, no me ha sido muy difícil toparme con viejos de mentalidad juvenil y jóvenes con mentalidad arcaica. Tenía razón quien dijo por primera vez –otros lo hemos repetido luego— que los años no tienen nada que ver con la edad.
Por esta razón, y seguramente por muchas más que puede que vayan apareciendo en el blog, me embarco en este blogueo(?) casi convencido de que puedo ser capaz de animar a otros con mis batallitas de abuelo, que no son pocas. Se me ha llamado a presentar armas, y aquí estoy.
Escribiré, bajo los efectos cotidianos del batallismo longevo, de todas aquellas cosas de aquí y de allá que me parezcan razonablemente importantes, con la pretensión -¿por qué no?- de que interesen a otros. A ti, por ejemplo.
Nos vemos en el campo de batalla.....
Me gusta la frase, me parece tierna. Sé que, cuando algunos la usan, puede que lo hagan con la aviesa intención de restarle importancia a las cosas que puede contar un abuelo. Eso suele pasarles a quienes se han empeñado en que todos los abuelos, por el hecho mismo de serlo, estamos anclados en el pasado, y que por esa razón siempre ametrallamos los oídos de los demás con nuestras batallitas. Otros hablan de batallitas con mucho cariño, hasta emocionarnos a los de lágrima fácil.
Pero es que resulta que por haber vivido bastantes años –es decir, por haber podido llegar a ser abuelo-- he venido descubriendo que conceptos como pasado, presente y futuro son términos que usamos para entendernos siquiera un poco. Además, no me ha sido muy difícil toparme con viejos de mentalidad juvenil y jóvenes con mentalidad arcaica. Tenía razón quien dijo por primera vez –otros lo hemos repetido luego— que los años no tienen nada que ver con la edad.
Por esta razón, y seguramente por muchas más que puede que vayan apareciendo en el blog, me embarco en este blogueo(?) casi convencido de que puedo ser capaz de animar a otros con mis batallitas de abuelo, que no son pocas. Se me ha llamado a presentar armas, y aquí estoy.
Escribiré, bajo los efectos cotidianos del batallismo longevo, de todas aquellas cosas de aquí y de allá que me parezcan razonablemente importantes, con la pretensión -¿por qué no?- de que interesen a otros. A ti, por ejemplo.
Nos vemos en el campo de batalla.....
8 comentarios:
Ya estamos deseando leer esas "batallitas". ¡Ánimo y al "tanque"!
Pues yo encantada de leer tus batallitas. Los abuelos tenéis muchas cosas que explicar.
Enhorabuena!
Gracias, Soldado Raso. A mí me gustan más los estanques, que tienen agua vital, que los tanques, que tienen fuego mortal; pero te agradezco la metáfora.
Gracias, Anónimo. Sí, tengo muchas cosas que contar, y confío contarlas bien. Si no te lo parece, avísame a tiempo.
¡Aaarrrrrrrrrr!!!!
He llegado aquí por casualidad, y lo siento señor abuelo, pero le voy a seguir de cerca.
Será porque me ha gustado lo que he leído, o será por las ganas de ser abuela –es pronto, ya llegará-, aunque yo creo que es porque coincido en ese gusto por “rememorar con ternura mi pasado sin vivir en él” :-)
mmmm... yo juraría que hice un comentario por aquí...
Querido Ratón Tintero:
Si tengo la suerte de que sigas leyéndome, todavía estoy a tiempo de pedirte perdón por no haberte constestado. Hace unas horas me han mostrado que, además de los comentarios que he podido leer y contestar, había otros "escondidos" en otro lugar del que no tenía ni idea. Y ahí estabas tú.
Alguien de la familia me decía esta mañana que -quizá demasiado pegado al presente- he dejado de lado "mis batallitas". Tiene razón; y quiero volver a contar algunas. Lo que creo que me sucede es que me siento tan vivo y tan presente en nuestro hoy, que me es casi una necesidad -un tanto visceral, puede- decir alguna cosa.
Gracias por leerme. ¿Ya eres abuela?
No hay nada que perdonar, ya supuse que algo así te había pasado, de hecho estuve buscando tu dirección de correos para hacértelo saber, pero no la encontré.
Yo también estoy ahora algo apartada del ciberespacio, “el mundo real” me tiene atrapada, hasta el punto de haber cerrado mi blog temporalmente.
Y no, aún no soy abuela; me temo que estos "enanos" darán lugar a que use bastón y dentadura postiza. Pero la ilusión nunca se pierde ;-)
Etimado Ratón:
¡Cómo me alegra que te hayan llegado mis disculpas! Me siento liberado de cierto sentimiento de desatención, aunque no fuera intencionada.
Lamento que te hayas apartado del ciberespacio. Yo, como puedes compropbar si encuentras el tiempo para hacerlo, sigo con mis "batallitas".
Todo se andará, futura abuelita: los "enanos" son tremendos y sorprendentes: aparecen en un tris. Ha sido un placer leer tu comentario.
Con mucho afecto.
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