Cuando le comenté a mi esposa que iba a entrar en el debate de los autobuses ateos, y la batalla que algunos han comenzado a librar contra ellos con las mismas armas, me advirtió: “Cuidado no te atropellen”. Corro el riesgo.
No acabo de entender que haya ateos que necesitan usar los medios publicitarios para que se sepa que lo son. Ni menos todavía el que haya cristianos que crean que la mejor manera de confesar su fe sea utilizar la misma táctica. Principalmente, porque para los cristianos la cuestión no radica en si Dios existe o no. Lo que el Evangelio nos enseña es que Dios coexiste. Es decir, sabemos de su existencia porque hemos creído que Jesús es su Hijo, que Dios asumió en él la naturaleza humana. El Dios invisible se hizo visible en la persona de Jesús. Para los cristianos, Jesús de Nazaret es el verdadero Dios y la vida eterna, para decirlo con palabras del apóstol Juan.
Si sabemos de la historia del pueblo de Israel y del Dios del Sinaí es porque esa historia ha cobrado su verdadero sentido con la venida del Hijo de Dios. De otro modo –es decir, sin lo que conocemos como Nuevo Testamento-, nada sabríamos de ese pueblo y de las voces de sus profetas anunciando el nacimiento del Mesías Salvador de su pueblo y de todos los pueblos de la tierra.
Por esa razón, me parece que al andar colocando carteles confesando que Dios existe, me parece que se está cayendo en la trampa de trivializar el tema. Lo que nos enseña la Biblia es que somos los cristianos quienes debemos ser esos “carteles” –o “cartas”, por usar una expresión del apóstol Juan- que proclaman la existencia de Dios en las vidas de seres humanos. El Espíritu de Dios, Dios mismo, vive en las vidas de quienes se le han entregado. Y eso, o es visible o no es verdad.
Eso que dicen los ateos de los autobuses –porque hay otros a quienes seguramente les gusta bien poco esa iniciativa- de que, ya que Dios no existe, el ser humano no debe tener miedo y debe vivir alegremente, es bastante malicioso. ¿De dónde deducen esos ateos que los cristianos tenemos miedo? ¿En qué siglo viven? Ya sé que viven en un tiempo cuando se puede comprar espacio publicitario, pero vuelvo a preguntar: ¿En qué siglo viven? Y eso de vivir alegremente porque Dios no existe, es casi insultante. ¿Están diciendo que ya que Dios no existe, todo va de maravilla, y que somos nosotros quienes sabremos devolverle a este mundo cuanto le estamos robando? Sólo viviendo de espaldas a la realidad de cada mañana se puede decir una barbaridad tan descomunal.
¡Adelante, ateos y ateas! Sigan con su campaña. Dios sigue siendo quien es desde siempre, y aquel que nos los ha presentado como el Padre que nos ama, llevará adelante sus planes salvadores de este mundo que todos, tanto ateos como creyentes, hemos convertido en lo que es.
No se trata de si Dios existe o no. Lo esperanzador es que Dios coexiste a nuestro lado. Sí, también cerca de quienes compran publicidad en los autobuses.
No acabo de entender que haya ateos que necesitan usar los medios publicitarios para que se sepa que lo son. Ni menos todavía el que haya cristianos que crean que la mejor manera de confesar su fe sea utilizar la misma táctica. Principalmente, porque para los cristianos la cuestión no radica en si Dios existe o no. Lo que el Evangelio nos enseña es que Dios coexiste. Es decir, sabemos de su existencia porque hemos creído que Jesús es su Hijo, que Dios asumió en él la naturaleza humana. El Dios invisible se hizo visible en la persona de Jesús. Para los cristianos, Jesús de Nazaret es el verdadero Dios y la vida eterna, para decirlo con palabras del apóstol Juan.
Si sabemos de la historia del pueblo de Israel y del Dios del Sinaí es porque esa historia ha cobrado su verdadero sentido con la venida del Hijo de Dios. De otro modo –es decir, sin lo que conocemos como Nuevo Testamento-, nada sabríamos de ese pueblo y de las voces de sus profetas anunciando el nacimiento del Mesías Salvador de su pueblo y de todos los pueblos de la tierra.
Por esa razón, me parece que al andar colocando carteles confesando que Dios existe, me parece que se está cayendo en la trampa de trivializar el tema. Lo que nos enseña la Biblia es que somos los cristianos quienes debemos ser esos “carteles” –o “cartas”, por usar una expresión del apóstol Juan- que proclaman la existencia de Dios en las vidas de seres humanos. El Espíritu de Dios, Dios mismo, vive en las vidas de quienes se le han entregado. Y eso, o es visible o no es verdad.
Eso que dicen los ateos de los autobuses –porque hay otros a quienes seguramente les gusta bien poco esa iniciativa- de que, ya que Dios no existe, el ser humano no debe tener miedo y debe vivir alegremente, es bastante malicioso. ¿De dónde deducen esos ateos que los cristianos tenemos miedo? ¿En qué siglo viven? Ya sé que viven en un tiempo cuando se puede comprar espacio publicitario, pero vuelvo a preguntar: ¿En qué siglo viven? Y eso de vivir alegremente porque Dios no existe, es casi insultante. ¿Están diciendo que ya que Dios no existe, todo va de maravilla, y que somos nosotros quienes sabremos devolverle a este mundo cuanto le estamos robando? Sólo viviendo de espaldas a la realidad de cada mañana se puede decir una barbaridad tan descomunal.
¡Adelante, ateos y ateas! Sigan con su campaña. Dios sigue siendo quien es desde siempre, y aquel que nos los ha presentado como el Padre que nos ama, llevará adelante sus planes salvadores de este mundo que todos, tanto ateos como creyentes, hemos convertido en lo que es.
No se trata de si Dios existe o no. Lo esperanzador es que Dios coexiste a nuestro lado. Sí, también cerca de quienes compran publicidad en los autobuses.
10 comentarios:
Se ha dicho y escrito tanto sobre el tema que ya cansa. Pero celebro que haya escrito esto usted, abuelo. Es un punto de vista que no había ni oído ni leído aún.
Gracias, Jona, por la generosidad de tus palabras. Desde el primer momento que los autobuses salieron de las cocheras con su "mensaje", supe que habría de decir algo. Si lo que he escrito es, en algún sentido, diferente de lo que se ha venido diciendo y publicando, pues debe de serlo porque lo he mirado de una manera diferente.
Gracias, Jona, por la generosidad de tus palabras. Desde el primer momento que los autobuses salieron de las cocheras con su "mensaje", supe que habría de decir algo. Si lo que he escrito es, en algún sentido, diferente de lo que se ha venido diciendo y publicando, pues debe de serlo porque lo he mirado de una manera diferente.
Hola abuelo:
Me parece muy acertado tu punto de vista.
Ahora mismo he terminado un "Diario" sobre una carta recibida hace unos días de una "atea" a la que escribí por el asunto de los autobuses.
Y pongo atea entre comillas porque hay que tener fe...mucha fe...para argumentar su ateísmo con imagenes tan hermosas de la Creación como las que me ha mandado.
Gracias por tu punto de vista abuelo. ¡Como se notan los años, jolín!
¡Cuando sea mayor quiero ser como tú!
Un abrazo
Abuelo, un punto de vista estupendo.
Publicidad es publicidad.
A los verdaderos ateos poco les importa si Dios existe o no (otra cosa son los antireligiosos). Los medios han decaído con la crisis mundial. Uno de los más afectados -podéis comprobarlo en estadísticas o paseando por una gran ciudad- han sido los circuitos de autobuses, ya que su coste es considerable y la comprobación de su impacto relativa.
Menos las distribuidoras de cine, casi todas las demás compañías han reducido o eliminado la partida de autobuses de sus presupuestos.
¿Qué mejor que levantar polémica con sólo tres o cuatro autobuses?
Es una demostración de que con poca inversión, si la publicidad es buena, el medio es fantástico.
En este caso sólo me queda que felicitar a los publicitarios del medio y recordarles que no debe usarse el nombre de Dios en vano.
Un abrazo, abuelo y contertulios.
No estaría nada mal colocar un letrero en un autobus que dijera:
Hace dos años nos subieron el recibo del agua porque era un bien escaso y de esa manera se gastaría menos. Ahora que tenemos agua de sobra ¿Bajará el recibo?
jajajaja.
Saludos soldado raso y compañía.
Muy buena, Jose Antonio.
También podríamos poner un anuncio en un autobús que dijera:
este autobús, el sueldo del conductor, el gasoil, los oficinistas de la compañía, los subjefes, los jefes, los directivos, los ejecutivos, los mandamases y el gobierno, le agradecen que pague tanto por tan poco.
Saludetes!
Queridos José Antonio y Soldado Raso:
Me parece estupendo que hayáis compartido vuestras opiniones en mi blog. ¡Ne siento rejuvenecer!... Confío que no tanto como para no poder seguir con mis batallitas. Tenéis ambos un sentido del humor que a mí, que tengo un humor muy sentido, me viene de perlas. Además, es fácil identificarse con vuestros argumentos; por lo que confío que siga siendo cierto aquello de que la verdad con risa entra, o, más propiamente, con una limpia sonrisa.
Gracias de nuevo por vuestra generosidad. Un cordial abrazo a cada uno.
Peor seria esto:
"Probablemente el humor no existe. Deja de preocuparte y disfruta de Los Morancos."
Hola de nuevo, Keating
UN día de éstos que me levante con humor, voy a exponeros algunas cosas sobre eso del humor. Jardiel Poncela decía que las palabras importantes se escriben con "h".
Gracias de nuevo por visitarme.
Pedro.
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